Tras 40 años de funcionamiento, era necesario reparar las viejas grúas Goliat. El anterior sistema de tendido de cables estaba completamente anticuado y era susceptible a la corrosión, y los cables también mostraban signos de rotura y sacacorchos. Los costes de mantenimiento aumentaban continuamente y se estaban poniendo de manifiesto deficiencias críticas en materia de seguridad. Por lo tanto, era absolutamente esencial una pronta reconversión. Dado que el astillero se centraba en todo tipo de buques y turbinas eólicas marinas, el sistema debía sustituirse en un plazo de 6 semanas. La instalación debía realizarse en 10 días.
Navantia exigía mucho del nuevo sistema: se esperaba una solución probada que, en el mejor de los casos, estuviera avalada por referencias mundiales. Además, todo debía ser ofrecido por un único proveedor y con garantía. El sistema portacables resistente al agua de mar debía guiar el cable con seguridad y requerir poco mantenimiento y ser a prueba de fallos. Debido a las tolerancias del acero estructural, la canaleta guía debía igualarse lateralmente. Además, había que tener en cuenta una carga adicional de 13 kg/m, una velocidad de 0,5 m/s y una aceleración de 0,3 m/s².